Quiero
encontrarme contigo un día de estos que vaya a perder el tiempo por lugares que
ya conozco de memoria, me pican los pies por iren esta tardecuando
el sol se oculte a aquel café que ya es nuestro, sin nunca haber ido.
¿Una vez cada
dos semanas recuerdas?
Ir a donde nos apetezca.
Quiero
tener el placer de cruzar la mirada con eso ojos hermosos que alguna vez se
quedaron idiotizados ante mis espontáneas
fantasías, mis pensamientos pre y post-amor, mientras sutilmente fingías no prestarme atención.
Quiero ir a ese café porque siempre
pasábamos y siempre decíamos que ingresaríamos, era nuestra piedra en el
zapato, nuestra montaña impenetrable, nunca lo hicimos porque la puerta era
demasiado pequeña , el pasadizo muy lúgubre, la escalera muy alta y la
portada muy desierta.
Quiero
ir para allá hoy mismo, quizás estés sentado ahí esperando que algún día
yo llegue.
Quizás
venciste tu apología al misterio antes que yo, y sueles pararte a menudo
frente a aquel lugar.
Quizás
entre y te encuentre leyendo uno de los tantos libros que te presté y jamás me devolviste.
Y
hasta quizás:
Levantes la mirada,
Me veas,
La bajes nuevamente,
Cierres el libro,
Sonrías
Te levantes,
Te pares frente a mí ,
Respires,
Sonrías nuevamente,
y Me abraces.
Será
justo y sólo justo en ese momento en el que esta canción sonará. Será justo en
ese instante que esta canción tendrá sentido. Estoy guardando esta canción para
ti. No demores porque yo me estoy alistando ahora. Justo ahora.
Desde
la esquina derecha ubicada en posición estratégica para que no las interrumpan
le contó a su amiga Vicky lo sucedido con quien consideró su amigo, su uña y mugre, a quien conocía,
o al menos eso creía, hace poco más de un año; A quien llegó a querer mucho a
pesar que no se frecuentaban (nunca), al amigo que sin decirle como se sentía ya
lo percibía, al amigo a quien ella comprendía cuando tenía sus lapsus emocionales
que implicaban la elimine del facebook, sea cortante o cosas de esa inmadura magnitud, el
amigo por el que ella iba a viajar por
año nuevo sólo para visitarlo, le hacía mucha ilusión llegar y sentarse a conversar
horas con él, el amigo a quien confesó
que le gustaba como era y no mintió.
Realmente le gustaba la frescura que
emanaba, la forma de ver su entorno, la nobleza y ternura que sentía hacia su
familia abismalmente distinta a la suya, la forma cómo defendía su posición
cuando creía en algo, la forma como quería a sus amigos y amigas, esa
combinación de caballerosidad con calle, su sinceridad e incomodidad, la forma
como se sorprendía cuando ella hacía un mea
culpa.
Sin
embargo todo se esfumó en el momento que él escribió varias líneas en donde se
sinceraba acerca de ella, en realidad ella nunca imaginó que él llegara a
pensar así, en realidad las circunstancias en la que socializaron fueron
complejas pero no las suficientes para ser caretas.
Al
menos eso pensó.
Cuando ella le pidió que sea
sincero, pues notaba cierta vehemente hostilidad, él le dijo que estaba
interesado en otra persona más cercana él, palabras que quizás dolieron menos
que las que él diría a continuación: "tu
ego tendrá que buscar a otro para seguir creciendo".
Y como
si se tratara de una escena de la rosa de Guadalupe (versión peruana), ella se
dio cuenta de lo emocionalmente inestable que él podía ser.
Cuando
una se da cuenta que algo ya no da para más, pues sólo debe respirar profundo y
dar un paso al costado, ahora ella ya no conciliará, porque hasta el corazón más
ilusionado se cansa de ser agredido y ser juzgado erróneamente.
Nada
de lo que ella dijo, hizo y preguntó, fue por alimentar su ego, todo fue para
saber que no se equivocaba, quería estar segura de iniciar algo nuevo y bonito,
y pongo las manos al fuego porque la conozco y sé que no mentía, por naturaleza
es desinhibida y es lamentable que él no lo notara, todo toma su tiempo pero él
no tuvo la paciencia necesaria, inadecuado que todo se termine en esas
circunstancias, pero algún día él comprenderá que cuando algo vale la pena,
cuesta mucho trabajo conseguir tenerlo y que sí, ella sí está chapada a la
antigua.