Álvaro
tiene 23 años, es un año más joven que yo y se lo recuerdo siempre que nos
vemos pues solo así puedo imponer mi autoridad en asuntos sin importancia con
el único objetivo de reírnos, es de esas personas nobles con humor ácido, a
simple vista pareciera que es ido y en realidad lo es pues le he contado
algunas cosas en más de tres ocasiones y tiene expresiones de asombro como si
recién las captara.
Tengo
la certeza de que si en estos mismos momentos agarro el teléfono , marco su
número y le digo que necesito hablar con él, no tendría reparos en venir pues
es una persona en la que puedo confiar y sobretodo recurrir en momentos
difíciles. Es el primer chico ante quien lloré, en ese entonces el motivo fue
algún ex novio, pues en mi afán de pretender ser una heroína dramática vivía
ilusionada de la persona menos indicada. Sin embargo ahí estaba Álvaro para
decirme, no te preocupes…pasará.
Cuando
él me contó que estaba enamorado de una chica, me pareció excelente pues en ese
tiempo estaba con aquel novio “menos indicado” y de alguna forma me dio gusto
saber que palparía el amor en su corazón.
Sin
embargo pasaban las semanas y de todas nuestras extensas conversaciones de
patas, él nunca la mencionaba, supuse que algo no andaba bien, así que pregunte
y hallé respuesta: la chica tenía novio y estaba con mi amigo sin reparos ni
modulaciones, él le pagó la membresía completa del Golds Gym y con mis ojitos
vi que le depositaba dinero, la recogía en taxi y cuando no podía le mandaba
igual al taxi, le regalaba cosas de Unique, entre otras cojudeces.
No
me pareció correcta la actitud de ella pues todas nosotras las mujeres, sea
cual sea la nacionalidad o de cualquier planeta, nos damos cuenta cuando un
caballero, varón, tipo, hombre, poco hombre, chico, pata etc, se enamora de una
y peor aun hasta qué grado se puede querer de acuerdo al temperamento del
chico, hay quienes se deprimen en la más profunda tristeza cuando las cosas no
salen cómo anhelaban, pues mi amigo era asó, muy sensible…
Sería
que ella estaba jugando con él?? O es
que mi amigo confundió todo? Lo pensé y lo volví a pensar, pero fue después de
varias anécdotas que él me contó sobre ella que decidí por la primera opción, a lo que Álvaro solo
atinó a decirme:
Noemi,
tu eres mi amiga, pero no me hables de ella.
En
realidad lo que me quiso decir fue: No
hables mal de ella que no lo tolero.
Lo
miré a los ojos por unos 15 segundos y después de un silencio sepulcral y mis
ganas de abrirle los ojos, y de paso darle un cabezazo, solo atiné a cruzar los
brazos y cambiar de tema.
No
volví a saber del tema hasta una tarde de verano ( en realidad no me
acuerdo cuando fue, pero hacía calor) que me llamó como a las 2 de la tarde y
me dijo: “Vamos a Mala” , no me sorprendí porque solemos hacer cosas
arrebatabas, pero su tono de voz era distinto.
-Por
supuesto que sí, vamos!- le dije.
Salí
del trabajo, saque plata del cajero y lo esperé para tomar el Maleño, demás
está decir que estaba medio emocionada porque no conocía Mala.
Cuando
ya estábamos en el bus noté que su expresión era de tristeza, me dijo que
quería dormir y que lo despierte cuando lleguemos.
Estás
loco? – le dije.
Vamos
a conversar como dos viejas …
Eso
no hizo que sonriera ni una pizca.
Me
puse seria y le dije entre tanto bache del bus: - ¿Qué ha pasado?, no me
mientas.
Álvaro
miro a la ventana que era el asiento que él escogió y sólo pronunció: Amelia
está embarazada.
Me
quede en shock pues no sabía que preguntarle si el hijo era suyo o reclamarle
como es que no se cuidó, me quedé absorta y con cara de babosa, imagino que se
percató de mi expresión, por lo que me dijo: “y noooo, no es mío”, con harto énfasis en el nooooo
Mi
alma volvió al cuerpo, pues no me hubiera gustado que su futuro se trunque así,
tuve ganas de decirle que la flaca esa es una bitch pero me aguanté tomando en
cuenta que sus ojos estaban llorosos, igual él no me escucharía pues cuando uno
se enamora ciegamente no escucha, se pierde esa facultad.
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